

Este año, mi padre recibió en su día oficial (19 de marzo, San José), un regalo como los de antes: artesano, imperfecto y único en su especie. Como antes, cuando hacíamos sales de baño de colores, dibujos, arcilla... Como cuando la impaciencia nos podía y se lo dábamos la noche de antes... y de nuevo a la mañana siguiente.
Los pajaritos que anidan ella en esta foto son broches de fieltro, pero espero que dentro de poco sean de verdad... de momento, ya está colgada en una encina que la camufla para que nadie moleste a los inquilinos...